El "Apóstol de las Américas" fue San Luis, un fraile dominico de España que viajó a América del Sur en el siglo XVI y predicó allí. La Iglesia Católica lo reconoce como santo y lo honra como tal. En los últimos dos años de su vida, soportó un dolor insoportable, pero continuó predicando. Su cuerpo finalmente fue llevado del púlpito a su cama de la cual no se pudo levantar nunca más y en la cual murió dieciocho meses. Es honrado el 9 de octubre.